sábado, 16 de mayo de 2015

De Tokio, música, Murakami y otros placeres



Dicen que cada nuevo libro suyo en Japón es esperado con la misma expectación que el florecimiento de los cerezos. 

Melómano, corredor, brillante, misterioso. Haruki Murakami es igual a jazz, blues, clásica y también pop. Leer a Murakami escuchando música es un placer casi orgásmico. No es tan importante lo que se lee como lo que se siente, y lo que queda después de leerlo. Lo que se esconde detrás de la historia es la sensación de haber disfrutado del momento, hedonismo elevado a la enésima potencia.

Me hace gracia cuando algunos dicen que es “muy comercial”, y ni siquiera han leído nunca un libro suyo. Yo soy de los que piensan que 1Q84 merece un Nobel en sí mismo. Podría ocurrirle como a Vargas Llosa o a García Márquez… tantos años esperando a que les premiaran, o podría incluso pasarle lo que a Borges, y no recibirlo nunca.

  

Siempre me ha resultado fascinante leer a hombres que describen tan bien lo que sienten las mujeres. Murakami es delicado, sutil y enigmático. Habla de Japón, de su historia y de su gente. De los amores entre compatriotas suyos. De lunas dobles, de mundos paralelos, de prostitutas de la mente y cascadas dentro de armarios. De sexo, amor y humor, narrados desde otra perspectiva, desde lo desconocido, irreal y exótico. 

Para los occidentales que tenemos la suerte de conocer Japón, Murakami es el escritor que nos acerca a esa cultura tan lejana, me atrevo a decir casi extratrerreste. El lugar más diferente a todos los que he visitado. Alucinante Tokio de día y de noche. Geishas que caminan por la calle, miradas que jamás se cruzan, cuerpos que no se tocan en público. Chicas vestidas de muñecas, hoteles cápsula, karaokes en rascacielos y silencio absoluto por la calle. Ejecutivos que ahogan sus penas en barras de bar, solitarios que alquilan DVDs de dudosa ética en luminosos centros comerciales. 





Mujeres de Tokio



Dicen que cada nuevo libro suyo en Japón es esperado con la misma expectación que el florecimiento de los cerezos.
Lo cierto (al menos para mí), es que entrar en el Universo Murakami es un lujo oriental apto para mentes occidentales en busca de nuevas y fascinantes realidades.

 
Sorpresas a cada paso


No entendí muy bien las instrucciones :-)




Desayunando sushi en la lonja más grande del mundo


Karaoke time!!!: "allá donde fueres..."




 




viernes, 15 de mayo de 2015

Pedazo de la España en que nací



Hoy se celebra San Isidro y la Pradera se engalana y se viste de chulapa, mientras yo disfruto de mi cerveza madrileña a la orilla de la Playa de Madrid . Tomando una Mahou a la orilla del Mediterráneo sonrío pensando en lo cinco estrellas que es la cuidad donde nací.
Afortunada de haber vivido en otros lugares, pienso lo feliz que me hace haber vuelto, y que ahora me ilusione Madrid como a una niña unos zapatos nuevos. 



Es difícil no echar de menos Madrid cuando se vive fuera, y es que Madrid es lo que se siente paseando por sus calles. Tantos días y noches locas vividas en tí: Pasapoga y Space los domingos, noches de viernes y sábados de cuya dirección y nombre no acierto a acordarme…
Nunca supe si Sabina me gusta por ser EL Poeta (y hedonista) por antonomasia, porque es del Atleti, o por haber hecho de “Yo me bajo en Atocha”, un himno que emociona a gatos y emigrantes que han venido para quedarse.

Madrid acoge a todos y tiene ese “yo que sé que qué se yo” que vicia como las drogas es sus años más intensos de la movida. Por la mañana, al aperitivo, en la sobremesa, merienda, cena, o de madrugada, Madrid es Vida, y así me gusta vivirla, disfrutando de la intensidad de una cuidad gamberra y desvergonzada cuya máxima prioridad es el hoy… “y ya se verá mañana”. 

"Te escribe este texto, Madrid, una gata enamorada, enamorada de tus calles, de tu vida, de tu moral descarada. Enamorada de la cultura, del  teatro, de tu Plaza, de las tardes en Sabatini, de las noches en la Cava Baja. Enamorada de lo que me das cuando yo no pido nada, nada más que disfrutarte sin pensar en el mañana." Laura
  
¡Con ella las tardes son mucho mejores!

Lisboa nunca lució tan alegre como ese día

Días y noches pasadas aquí...

La Paloma: un must

Papis :-D