Viernes, 5 Marzo 2015
“Cariño… si hay
alguna cosa que a mí me sobra, es tiempo”.
Es curioso cómo
las palabras pueden “mexer” con las entrañas de uno (o calar tan profundo). Cómo
a veces puede cambiar todo en un momento, y lo que era importante hace cinco
minutos, ahora resulta una soberana gilipollez.
Es curioso que me
diga ahora que le sobra el tiempo… cuando hace diez minutos me dijo que no sabe
cuánto le queda.
Me dice que no me
preocupe, que me suba ya a trabajar y ya hablamos otro día, que entiende que yo
tengo “muchas cosas que hacer”.
El tiempo a él se
le escapa entre sus arrugadas manos y ya sabe que, como a todos, algún día le
va a llegar la hora de despedirse… la diferencia es que él sabe que no le queda
mucho.
Hemos quedado a
tomar café al lado de la oficina. Ha venido y me ha contado todo. Tiene cáncer.
Es curioso cuando
me cuenta que está muy ilusionado, porque ayer,después de recibir la noticia,
bajó a comprarse un cuaderno y unos bolis y va a comenzar a escribir sus
memorias. Memorias de una vida llena de vivencias, de la historia de un país, de una Guerra entre hermanos, de exilios y de tres
generaciones. Yo seré la encargada de transcribirlas y quién sabe si
publicarlas… y curiosamente me ilusiono yo también.
Y el tiempo cobra
un nuevo significado, y ya no me acuerdo de lo que era importante hace cinco
minutos. Y mi móvil suena pero mis orejas no lo oyen. Y este café lo ha cambiado
todo.
Y le doy las
gracias por invitarme a desayunar… y por todo lo demás que me ha dado y me da
todavía…